Toronto, la ciudad más grande de Canadá, utiliza ya (y sigue ampliando) un sistema “limpio” de aire acondicionado en varios edificios oficiales y de oficinas, aprovechando la gran profundidad y bajas temperaturas del Lago Ontario.
Es común utilizar el calor del interior de la Tierra (como las centrales geotérmicas) e incluso el agua a altas temperaturas que sale de zonas geológicamente activas, pero los canadienses están haciendo justo lo contrario - emplear el agua más fría que pueden encontrar cerca durante el verano.
El sistema es ingenioso: han construido larguísimas tuberías (de unos 5 km) que se introducen en el lago y llegan hasta la zona más profunda. El Lago Ontario tiene una profundidad de unos 86 metros, y las tuberías llegan hasta 83 metros. En verano, cuando el Sol calienta las aguas superficiales, el fondo del lago sigue encontrándose a 4 °C.
Las tuberías llevan el agua a un sistema de filtrado, y de allí a otro de transferencia de calor situado en la orilla del lago. Allí llega también un segundo conjunto de tuberías: las que vienen de los edificios que usan el sistema y traen agua procedente del aire acondicionado (que se encuentra a temperatura ambiente, en verano, hasta 35 °C).
Sin mezclarse en ningún momento (y esto, como verás luego, es importante), se produce la transferencia de calor entre el agua fría y la caliente: el agua del aire acondicionado vuelve de nuevo a los edificios habiéndose librado de una gran parte de su energía térmica, que se lleva el agua del lago.
Una vez termina el proceso, el agua del lago sigue su camino hasta los embalses que proporcionan el agua potable a la ciudad, de modo que no se devuelve al lago. De hecho, el sistema va a proporcionar hasta un 15% del agua consumida en la ciudad.
Por si te estás preguntando acerca del impacto medioambiental, para que te hagas una idea el Lago Ontario tiene unos 18.000 km2 de superficie y 1.7 kilómetros cúbicos de agua. Sus aportes de agua son gigantescos, como por ejemplo el del Río Niágara. En resumen: las cantidades de agua tomadas del lago son absolutamente ridículas en comparación con el volumen total de la masa de agua. Y además, es agua que no se toma de ningún otro sitio para consumir en la ciudad.
El sistema ha sido caro: unos 200 millones de dólares (alrededor de 150 millones de euros), pero el ahorro a largo plazo, tanto económico como medioambiental, va a ser muy grande. Este verano la potencia de aire acondicionado no consumida será de unos 10 Mw, pero cuando el sistema esté completado los grandes edificios de Toronto no estarán utilizando 60 Mw de potencia eléctrica en verano. Desde luego, hacen falta bombas que saquen el agua del lago, pero la energía empleada es ridícula comparada con la de los sistemas de aire acondicionado convencionales - además, es agua bombeada para ser consumida.
Toronto no es la única ciudad que utiliza agua fría para su aire acondicionado - Estocolmo también lo hace (con agua de mar), así como la** Cornell University** (con agua del Lago Cayuga). Sin embargo, este proyecto es el de mayor escala construido hasta ahora con bastante diferencia.
Por supuesto, podríamos quejarnos de que los sitios en los que se puede utilizar este sistema son lugares cercanos a la costa, o con lagos muy profundos en las proximidades y suficiente aporte de agua, etc. Pero esto no indica ningún fallo en el concepto de este sistema - simplemente es adaptación a las condiciones del entorno. Si vivimos en un lugar muy soleado y seco, tal vez tenga sentido emplear paneles solares para dar energía al aire acondicionado. Puesto que en Toronto o Estocolmo tienen agua fría cerca, el utilizar esa ventaja local es sencillamente inteligente.
Para saber más: Artículo en The Economist.