Iniciamos esta serie de Hablando de… con el ácido sulfúrico, sintetizado por primera vez por Geber, cuyas ideas inspiraron la búsqueda en la Edad Media de la piedra filosofal por los alquimistas, el más grande de los cuales fue Paracelso, que eligió ese nombre para compararse con Celso, que se pensaba era un médico romano pero realmente era un tratadista que escribió una de las primeras grandes enciclopedias, la mayor de las cuáles es el Siku Quanshu, que contiene tesoros científicos, literarios y filosóficos como los tres textos clásicos del Taoísmo Filosófico. Y hablando del Taoísmo Filosófico…
Como dijimos en la entrada anterior, los tres textos clásicos que definen lo fundamental de la rama filosófica del taoísmo son el Lao Zi, el Zhuang Zi y el Lie Zi. Cada uno toma el nombre de su supuesto autor (aunque hay controversias acerca de si es sólo uno por libro o hay más, pero eso no nos interesa aquí).
Zhuang Zi
Discutir el taoísmo filosófico en unos pocos párrafos es, como puedes comprender, absolutamente imposible. En lo que quiero centrarme en estas líneas es en dos características que diferencian a los filósofos taoístas chinos de la época (no se sabe exactamente cuándo se escribieron los libros, pero más o menos alrededor de los siglos VI a IV a.C.) de sus coetáneos occidentales.
Y es en sus contemporáneos en los que casi siempre pensamos cuando hablamos de la filosofía del primer milenio antes de Cristo - Aristóteles, Sócrates, Platón…¿Y Zhuang Zi? Nuestro etnocentrismo en el sistema educativo sigue siendo enorme.
La primera diferencia de la que quiero hablar entre (por ejemplo) Aristóteles y Lao Zi, que es una diferencia fundamental entre la forma de enseñar occidental y oriental (porque ocurre lo mismo, por ejemplo, con el Zen y otras corrientes) es la siguiente: los libros filosóficos occidentales proporcionan información objetiva y explícita, los orientales proporcionan información subjetiva e implícita.
¿A qué me refiero con esto? Los textos de los grandes filósofos griegos funcionan de la siguiente manera: el filósofo sabe algo que tú no sabes. Ese algo se define y explica cuidadosamente de manera que es una verdad objetiva y expresada claramente en el texto. Al leerlo, si lo entiendes, conoces lo que el filósofo conocía y tú no.
Sin embargo, con los taoístas clásicos no funciona igual: Lao Zi sabe algo que tú no sabes. Ese algo se expresa de forma poética, con pinceladas que no contienen la información que quiere expresar. Cuando tú lo lees, si lo entiendes, generas la información en tu cerebro a partir del texto escrito y conoces algo que no conocías, pero que puede no ser lo que el autor piensa.
Un par de ejemplos: Lao Zi afirma “Vivir hasta que mueres es vivir lo suficiente”. Pero ¿qué quiere decir? Cada persona que lo lee construye lo que, para él, quiere decir - no es un conocimiento absoluto sino personal.
Zhuang Zi dice, “El sonido del agua dice lo que pienso”. El significado de la frase puede ser interpretado de muchas maneras, y es el lector el que crea, orgánicamente, el significado para él. Y, de acuerdo con los filósofos taoístas, si entiendes realmente “El sonido del agua dice lo que pienso” no podrás explicarlo con palabras. Es una aproximación al conocimiento radicalmente diferente de la occidental.
La filosofía taoísta es inherentemente relativista - el conocimiento verdadero, de acuerdo con Lao Zi, no es expresable con palabras, de modo que los filósofos chinos de la época no se preocupan de escribir largos textos describiendo con detalle lo que saben. Cada uno debe construir su propio conocimiento, aunque puede recibir “pinceladas” para acercarlo a lo que no se puede expresar explícitamente.
La segunda diferencia, relacionada con la primera, es el propio concepto de realidad. Para los filósofos griegos (y, por herencia, la filosofía occidental hasta el siglo XIX), la realidad es una y objetiva, y puede expresarse en términos sencillos. La realidad es independiente del observador, y la misma para todos los observadores. El acto de observación no altera la realidad y, en muchos casos, es ignorado.
Sin embargo, el concepto de realidad para los filósofos taoístas es mucho más borroso. En el Zhuang Zi:
Una vez yo, Chuang-chou, soñé que era una mariposa, una mariposa que volaba, gozando de sí misma. No sabía que realmente era Chuang-chou. De repente desperté y volví a ser realmente Chuang-chou. Pero no sé si soy yo que soñaba que era una mariposa, o soy una mariposa soñando que soy Chuang-chou.
En los textos taoístas (como en otras filosofías orientales) se percibe una forma de afrontar la realidad que es subjetiva: la “realidad” es lo que percibo - es mi realidad. No sólo eso: los filósofos taoístas son conscientes de que no podemos conocer ni comprender el Universo en su totalidad, porque somos parte de él. Tratar de conocer el Universo completamente es, para ellos, como saber de qué color está pintado un barril cuando estás dentro del barril.
El mismo concepto de tiempo se pone en entredicho. Por ejemplo, en un texto Zen (que es el budismo influenciado por el taoísmo) de Dogen:
La mayoría cree que el tiempo pasa, sin embargo el hecho real es que permanece donde está. Esa idea de “pasar” puede llamarse tiempo, pero es una idea incorrecta, puesto que al verla nosotros, necesariamente, siempre pasando, no es posible comprender que permanece en el mismo lugar.
Es decir, la filosofía taoísta no separa observador y observado, ni considera la realidad como algo separado del que la percibe, justo al contrario de la occidental durante siglos…hasta que llega un momento crucial, en el que nuestra concepción de realidad cambia hasta hacerse sorprendentemente parecida al de estos filósofos de mente extraña para nosotros: cuando la física relativista y, sobre todo, la cuántica, nos hacen darnos cuenta de que la realidad no es lo que pensábamos. Pero hablando de la realidad cuántica…