Hace más o menos una semana empezamos una nueva serie práctica, Experimentos, en la que os proponíamos un pequeño experimento fácil de realizar en casa. Como ya prometimos entonces, hoy empezamos la contrapartida de aquella serie, es decir, otra fundamentalmente teórica. En este caso, en vez de un experimento, os plantearemos un desafío. A veces consistirá en tratar de explicar por qué pasa algo, otras será un problema parecido que resolver… sólo que a menudo con un toque delirante, claro. Si nunca te gustó hacer los deberes, tal vez tampoco disfrutes con esta serie, pero si quieres que te pongan retos y tener que pensar y, si hace tiempo que dejaste la educación formal, volver a coger un papel, un lápiz y hasta una calculadora y ponerte manos a la obra, seguramente te lo pases bien.
Como sucedía con los experimentos, no prometo nada, porque soy inconstante y voluble como un pájaro azuzú ((No estoy loco, o al menos no por esta razón: espera a mañana.)), pero la idea es hacer como con aquella serie y publicar un desafío cada mes o dos. Veremos cómo nos lo pasamos vosotros y yo. Pero bueno, ¡al grano!
La manera en la que esto va a funcionar es la siguiente –pendiente de vuestros comentarios y sugerencias y de la posibilidad de que cambiemos de opinión en algo o lo ajustemos más adelante según funcione mejor o peor–:
1. Planteamiento: En una primera parte de cada desafío plantearemos el problema, la pregunta (o preguntas) y las condiciones que deben tener las respuestas. Los comentarios de esa entrada estarán cerrados, de ahí que en este caso no anunciemos la serie en el primer artículo propiamente dicho, ¡o no podríais decirnos lo que pensáis de la idea! El primer desafío lo publicaremos probablemente mañana. En esa primera parte anunciaremos también la fecha límite para el envío de respuestas, de modo que sepáis cuánto tiempo tenéis para estrujaros las neuronas –seguramente unos cuantos días, porque esto no es cuestión de hacerlo precipitadamente–.
2. Estruje de neuronas: A partir de la publicación del desafío, tendréis entonces un tiempo para enviarnos por correo electrónico la que pensáis que es la solución correcta, con la explicación más clara y convincente de la que seáis capaces. ¡Ojo! Esto es importante, como veréis en un momento: lo ideal no es sólo resolver el problema, sino además hacerlo de la forma más didáctica posible, de modo que alguien que no haya sido capaz de encontrar la respuesta correcta pueda comprender la solución y aprender de ella.
3. Solución: Uno o dos días después de la fecha límite indicada en la publicación del desafío publicaremos la solución que hayamos recibido que sea más correcta, clara, bien explicada y mejor escrita: la solución, por tanto, la escribiréis vosotros, yo simplemente elegiré la que me parezca mejor explicada. Sí, me temo que esto no es una democracia, y en parte la cosa es subjetiva – si quieres “ganar”, tienes que convencer a quien te lee de que sabes de lo que hablas y que salga de la lectura de tu solución sabiendo más que antes. Si hay más de una solución que nos deleite, publicaremos las que sean necesarias aparte de la “ganadora”. ¿Qué cuál es el premio, preguntas, insolente? ¡Pues un abrazo en grupo, por supuesto!
4. Reglas: No sé si llamarlas así, porque es muy fácil saltarse casi todas las “reglas” sin que nadie se entere, pero esto es un juego para damas y caballeros honorables. Confiamos en que, como dama o caballero honorable ((¡Sinvergüenza! Si fueras una dama o caballero honorable, ¡no habrías hecho click para ver lo que ponía aquí!)), sigas estos criterios:
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Es perfectamente aceptable resolver el desafío “en equipo” (clase, amigos, compañeros de trabajo, lo que sea). Si conoces gente tan perturbada mentalmente como para perder el tiempo con algo así, ¡divertíos juntos, lunáticos! Eso sí, cuando nos envíes la solución, pon el nombre de todos los que hayan participado para honrar a todos.
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No es aceptable participar en un desafío que ya conocieras de antemano, porque lo hayas leído en un libro, te lo hayan explicado, etc. Aunque nunca serán exactamente iguales que los que hayas visto, seguro que te hueles que es el mismo… si es así, abstente de participar en él, porque no tendría gracia.
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Es aceptable utilizar calculadoras de cualquier tipo, y programas de ordenador que realicen los cálculos/gráficas/aproximaciones necesarios, siempre que el programa haya sido creado por ti, para realizar aproximaciones, resolver fórmulas o ecuaciones, etc.; eso sí, no vale usar programas creados por otros.
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Es aceptable consultar libros y otros recursos, pero no buscar el nombre o enunciado del problema en Google para tratar de encontrar la solución a este desafío específico si es que ya existiera y estuviera resuelto por ahí; intentaremos dificultar esto lo más posible, pero confiamos en tu honorabilidad.
Y eso es todo. Intentaremos que haya un poco de todo en los desafíos, de modo que si no sabes de una cosa y no puedes participar en alguno, haya otros en los que sí puedas (eso sí, estarán casi todos relacionados con la Física y las Matemáticas). Trataremos también, como es norma de la casa, inyectar un poco de humor y surrealismo al asunto. De modo que, si has leído hasta aquí, con lo cual has demostrado ya tu anormalidad patente, coge lápiz, papel y calculadora y ejercita las células grises para mañana, ¡que falta te va a hacer!
Puedes encontrar este artículo y otros como él en el número de abril de 2010 de nuestra revista electrónica, disponible a través de Lulu: