Aquí tenéis la segunda entrega de las pinceladas que empezamos hace algunos días. No tengo una idea muy sólida sobre cómo ir publicando, de modo que esta vez sólo hay dos breves apuntes, aunque dudé si esperar y acumular alguno más.
Nobel a Higgs y Eglert
No hace ninguna falta que lo diga porque imagino que todos lo sabéis ya, pero no tendría sentido dar cuenta de las noticias que me han llamado la atención sin mencionarlo: Peter Higgs y François Englert son los ganadores del Nobel de Física de 2013, en palabras de la Real Academia Sueca de las Ciencias,
Por el descubrimiento teórico de un mecanismo que contribuye a nuestra comprensión del origen de la masa de las partículas subatómicas, y que ha sido confirmado recientemente a través del descubrimiento, por parte de los experimentos ATLAS y CMS del LHC del Cern, de la partícula fundamental predicha por ellos.
El lenguaje de la Academia se las trae, pero dicho en plata: Higgs y Englert –sobre todo Higgs– predijeron la existencia del bosón de Higgs hace bastante tiempo, pero dado que no sabíamos si el bosón existía o no, no habían recibido el Nobel. Dado que ahora estamos bastante seguros de que el bosón existe, se han llevado el premio. Y menos mal, porque hace un año dije que si Higgs no recibía un Nobel pronto me comía dos sombreros.
No voy a repetir aquí toda la historia, pero sí dar un brevísimo resumen y un par de enlaces –ya que hemos hablado de esto largo y tendido en el pasado–. El modelo estándar de partículas modela la masa como la interacción de las partículas con el campo de Higgs –así llamado en honor a Peter–.
François Englert (izquierda) y Peter Higgs (derecha).
El modelo predice que el campo está cuantizado mediante ese bosón, pero nadie lo había visto jamás – entre otras cosas porque hacen falta unas energías tremebundas para siquiera intentar verlo. Se trataba de la única partícula del modelo estándar que no habíamos detectado, de modo que hacerlo no sólo es importante para confirmar el campo de Higgs, sino que es un gran apoyo para el modelo en general.
Hemos hablado hace tiempo de ambas cosas, y si no has leído esos artículos te lo recomiendo como base para entender la relevancia del Nobel: la descripción teórica del bosón de Higgs y la detección del bosón en 2012. Ojo, porque ambas entradas son densas como pocas, pero si quieres profundizar un poco merecen la pena.
Para saber más: Página oficial del Nobel de Física de 2013 [nobelprize.org]
La oruga de Carina
No se trata de una imagen nueva, ni mucho menos, pero me la he encontrado ahora de modo que la comparto con vosotros (la disfrutaréis especialmente quienes habéis leído La vida privada de las estrellas. Es un regalo del telescopio espacial Hubble y el telescopio terrestre de Cerro Tololo pero, antes de contar nada más, el disfrute total:
Al final dejaré un enlace para que puedas descargártela a la resolución que mejor te convenga como fondo de pantalla, porque lo es, y magnífico – sobre todo siendo consciente de lo que estás mirando, por supuesto. Aunque intentaré ser breve al describirla
La imagen es una combinación de varias fotos tomadas tanto por el Hubble como por el CTIO (Cerro Tololo Inter-American Observatory, Observatorio Inter-Americano de Cerro Tololo de Chile. Lo que ves es parte de NGC 3372, la Nebulosa de Carina, una enorme nebulosa –unas cuatro veces mayor que la de Orión– que sólo es visible desde el hemisferio sur.
Lo que ves es sólo una minúscula –pero muy interesante– porción de la nebulosa. La escena se encuentra a unos 7 500 años-luz de la Tierra. Cuando la luz que ves partió de la nebulosa faltaban milenios para que se construyera la primera pirámide de Egipto. Lo que ves en la foto en primer plano tiene unos 53 años-luz de lado a lado; se ven estrellas y nubes de polvo y gas, pero yo voy a hablar de la nube más oscura en forma de oruga de la derecha, aunque espero que –si has leído la serie sobre las estrellas– ya hayas reconocido lo que es.
Se trata de un glóbulo de Bok, algo de lo que hablamos al estudiar el nacimiento de una estrella. Cuando la nube de gas y polvo que dará lugar al astro se va contrayendo, aunque también va aumentando de temperatura a menudo está más frío que el fondo, de modo que parece oscuro –en comparación, por supuesto–, como si fuera una nube de tormenta.
Es, por tanto, una región activa de formación de estrellas, y no muy joven o no veríamos ya la materia concentrada en glóbulos de Bok como esta oruga. De hecho, es muy probable que en el interior de la oruga se estén formando estrellas mientras la miramos, aunque el exterior de la nube nos las oculte. Si observas el borde del glóbulo, en muchos lugares escapan chorros de gas ionizado muy caliente.
Para ponerlo en perspectiva, la distancia entre nuestro Sol y la estrella más cercana, Alfa Centauro, es de algo más de cuatro años-luz. Esta “oruga” mide algo más, unos cinco años-luz: es el equivalente de rellenar el espacio entre el Sol y Alfa Centauro con la masa de varias estrellas en forma de polvo y gas – polvo y gas que algún día, según la compresión gravitatoria continúe, formarán varias estrellas (además de las que probablemente ya están ahí dentro, ocultas). Esta oruga es, por lo tanto, una especie de “guardería de estrellas” gigantesca, delicada y bellísima.
Finalmente, por si no te parecía un fondo de pantalla memorable, la estrella más brillante de todas –tan brillante que, aunque parezca mentira, esa parte de la imagen se ha tomado con menor tiempo de exposición o no podríamos ver absolutamente nada más– es el monstruo Eta Carinae, una estrella a la que dedicamos una entrada hace mucho tiempo. Tanta belleza inalcanzable y casi incomprensible me sobrecoge.
Para saber más: The Caterpillar, a Bok globule in the Carina Nebula [hubblesite.org]