En esta segunda entrega de la serie ¿Hay alguien ahí fuera? y después de hablar de la Ecuación de Drake, vamos a centrarnos en otro aspecto muy interesante del asunto: la Paradoja de Fermi.
Como dijimos en el artículo anterior, aunque no está muy claro exactamente qué palabras dijo el eminente físico Enrico Fermi, la expresión de su paradoja es básicamente ésta: Si hay tantas estrellas en la galaxia y estadísticamente es probable que haya varias civilizaciones no humanas en ella, ¿dónde están? ¿por qué no hemos detectado absolutamente nada?
La idea tiene mucho sentido: por un lado, hay unas 250.000.000.000 estrellas en nuestra galaxia y unas 70.000.000.000.000.000.000.000 en el Universo conocido. Aunque la vida inteligente no sea muy frecuente, parece que debería haber muchas civilizaciones no humanas ahí fuera. Bien, ¿dónde están? ¿Por qué parece que estamos totalmente solos en el Universo?
En este artículo examinaremos algunas de las posibles soluciones a la paradoja simplemente mediante el razonamiento. En otras entradas hablaremos de cómo podemos tratar de resolver la paradoja empíricamente (es decir, encontrando a “los demás”).
Básicamente, el primer grupo de teorías que mencionaremos tratan de explicar la paradoja razonando que es probable que no detectemos nada porque no hay nada que detectar: no hay nadie ahí fuera con quién comunicarse. Puede ser porque:
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Nunca ha habido nadie. Es posible que la Tierra no sea la norma, ni siquiera una de varias excepciones a la regla: es posible que sea única en el Universo, que de la miríada de sistemas estelares sólo el nuestro haya desarrollado la vida.
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La vida es demasiado frágil. Es posible que las glaciaciones, cambios climáticos, supernovas, impactos de asteroides… sean suficientemente regulares como para que una civilización no pueda durar. Las condiciones que requiere la vida pueden ser tan exigentes que sólo se den durante unos pocos millones de años en cualquier lugar.
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_La inteligencia se destruye a sí misma. _Nosotros mismos hemos tenido armas que matan a una persona, luego a decenas, luego a miles. Es posible que cualquier civilización tecnológicamente avanzada inevitablemente desarrolle un arma tan terrible (biológica, nanotecnológica o termonuclear, de antimateria…) que si es usada una sola vez destruya toda la vida del planeta, y que tal arma sea inevitablemente usada más tarde o más temprano.
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La inteligencia destruye a la inteligencia. Es posible que sólo haya una civilización ahí fuera, más antigua que las otras y que no tolera ninguna otra ni quiere comunicarse. Es posible que todos los demás, según han mostrado su presencia al Universo (como hacemos nosotros desde que emitimos ondas electromagnéticas al espacio), han sido exterminados en pocos miles de años. Esta última solución no exige que no haya nadie, pero sí que sólo haya una cultura que nos va a destruir tarde o temprano sin comunicarse con nosotros.
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Todos se han ido ya. Tal vez el tiempo que pasa desde que una civilización adquiere el potencial de comunicarse hasta que alcanza algún tipo de “singularidad tecnológica” es muy pequeño, relativamente hablando. Es posible que llegue un momento en el que se alcance un estado “post-humano” o “post-alienígena” en el que la civilización entera abandonde este Universo.
Pero también hay otros que postulan explicaciones teóricas a la paradoja que no exigen que estemos solos. Puede que haya otras civilizaciones ahí fuera, pero que:
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Estamos demasiado lejos. Puede ser que en cada galaxia, de media, haya dos o tres civilizaciones inteligentes ahora mismo, pero el tiempo que tarda la señal de “hola, estamos aquí” en llegar a los otros es tan largo que aún no nos ha llegado, y puede que tarde aún decenas de miles de años. O puede que sólo haya, como los últimos valores aceptados para la Ecuación de Drake sugieren, una civilización por cada diez mil o cien mil galaxias - no estamos solos en el Universo, pero en la práctica es como si lo estuviéramos.
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Debemos ser pacientes. Parecido a la opción anterior pero menos extrema: hablando en términos relativos, no llevamos mirando y buscando mucho tiempo. Es como si acabáramos de abrir los ojos. Es posible que sólo tengamos que esperar unos pocos años y empezaremos a detectar signos de vida inteligente.
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No estamos mirando bien. Tal vez nuestras suposiciones de cómo otras civilizaciones tratarían de comunicarse son absurdas. El programa SETI estudia un tipo específico de señal y “los otros” podrían utilizar métodos de compresión, frecuencias o incluso ondas totalmente diferentes. ¿Y si nos están bombardeando con mensajes de “hola, estamos aquí” y no lo estamos escuchando?
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Somos un “zoo”. Tal vez haya varias civilizaciones mucho más avanzadas que nosotros que sepan que estamos aquí pero quieran dejarnos aislados por razones que no podemos entender: para estudiarnos, para no alterar nuestra cultura…Tal vez no sea posible que contactemos con ellos (y estemos expuestos a su tecnología y costumbres) sin que nuestra cultura se destruya, y no quieran hacerlo.
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Nadie quiere comunicarse. Es posible que seamos raros y que todas las demás civilizaciones sean aislacionistas, de modo que haya muchas culturas ahí fuera que no quieran buscar ni enviar mensajes. Ten en cuenta que nuestras débiles señales de TV y radio normales no podrían ser detectadas desde muy lejos. Para hablar con alguien que esté realmente lejos, hay que querer hacerlo.
Desde luego, hay más argumentos en uno y otro sentido, pero éstos son los que me parecen más interesantes. ¿A que hacen pensar? Sin embargo, la única manera de salir de la paradoja es empíricamente. Si no hay nadie, podremos estar años y años intentándolo y no la resolveremos, pero si detectamos algo la paradoja estará rota inmediatamente.
En la próxima entrada de esta pequeña serie hablaremos de cómo podemos tratar de comunicarnos y de buscar a otros como nosotros. Trataremos asuntos tan sugerentes como las sondas de von Neumann y las esferas de Dyson. ¿Interesado? Nos veremos en la próxima entrega de ¿Hay alguien ahí fuera?