Parece que la solución al problema energético global puede estar más cerca de lo que pensábamos – no en el Sol, ni en las olas, ni siquiera en el viento, sino en algo mucho más cercano. Científicos del MIT y de la Stanford University han desarrollado un proceso por el cual la orina del hombre y de otros animales puede utilizarse para producir energía eléctrica totalmente renovable, por medios únicamente químicos. Es más, el producto del proceso es agua prácticamente destilada, que puede emplearse para el consumo humano.
De acuerdo con Philip O’Reilly, director del proyecto, el sistema podría revolucionar múltiples aspectos de nuestra vida, y la energía sería sólo uno de ellos. Lo único preciso para hacer funcionar el sistema desarrollado por estos científicos es un recipiente con orina y dos electrodos que no estén en contacto entre sí, y la adición de varias sustancias de precio muy asequible –aunque tanto el MIT como la Universidad de Stanford han declinado hacer pública su naturaleza aún–.
En ese momento empiezan a producirse reacciones químicas en la orina (fundamentalmente entre la sustancia añadida, el ácido úrico y la creatinina, pero que paulatinamente involucran a los demás componentes de la orina en un proceso “en cascada”) que generan una diferencia de potencial constante entre los dos electrodos, mientras los productos de la reacción van depósitandose como precipitados en el fondo del recipiente. Según O’Reilly,
La potencia generada no es gigantesca pero es constante y totalmente limpia; su valor depende de la composición de la orina, que a su vez depende de la alimentación, la cantidad de agua ingestada y la especie animal de la que se trate. El consumo de espárragos verdes unas horas antes de la micción produce potencias de hasta 120 watios, suficiente para encender dos bombillas.
Desde luego, una sola cubeta que utilice este proceso –que los científicos han denominado urelestesis– no va a solucionar nuestros problemas energéticos, pero conectando varias de ellas pueden lograrse potencias muchos órdenes de magnitud mayores. Además, lo verdaderamente revolucionario de la urelestesis es que el producto final, una vez se han consumido las sustancias químicas disueltas en la orina y retirado el precipitado, es agua prácticamente pura. Los problemas de agua potable podrían haberse acabado para siempre.
De hecho, es posible de manera alternativa consumir esa agua de nuevo tras finalizar el proceso y empezar de nuevo sin gastar prácticamente nada de energía ni de agua adicional. Los científicos ya han puesto en marcha una pequeña planta experimental que produce energía eléctrica únicamente a través de la urelestesis de orina de gato.
La inversión inicial no fue demasiado grande, y la primera versión de la planta utilizaba diez gatos. Una vez consumida la orina, se les daba a beber el agua resultante de nuevo, y vuelta a empezar, con un gasto minúsculo. Vendiendo la potencia eléctrica producida a la red, recuperamos el dinero invertido en los gatos, comida, etc. en tan sólo una semana. Con los beneficios de la siguiente, compramos otros diez gatos. En una semana más habíamos recuperado la inversión eléctrica y económica, y el proyecto se estaba financiando solo.
Han pasado tres meses desde que la planta empezara a funcionar, y la naturaleza retroalimentada del proceso ha permitido al equipo de O’Reilly duplicar el número de gatos cada semana de forma regular. Actualmente disponen de más de 40.000 felinos produciendo energía eléctrica, y siguen duplicando el número cada siete días en promedio. En palabras de Michael Benner, responsable del equipo de Stanford en el proyecto,
Es algo muy similar a la conocida Ley de Moore, pero en vez de aplicada a la velocidad de un procesador, a la producción de energía eléctrica. Estimamos que, de mantener esta progresión, en menos de un año estaremos produciendo un 60% de la energía eléctrica del Medio Oeste, a un precio de unos 0,01 céntimos de dólar. Es decir, a efectos prácticos, la humanidad dispondrá de una cantidad ilimitada de energía en menos de dos años.
Pronto podríamos sustituir el número de transistores en la gráfica por el de gatos.
Sin embargo, no todo es del color de rosa. Numerosos grupos han mostrado su preocupación –e indignacion– casi de inmediato, tras la rueda de prensa en la que ambas instituciones han hecho públicos los resultados de sus investigaciones. Varios grupos defensores de los animales han puesto de manifiesto su desacuerdo con el uso abusivo de los gatos: un ser vivo, en su opinión, no puede ser tratado como una simple máquina de producir energía eléctrica, aunque sea orinando.
Algunos físicos han avisado ya de que esta progresión geométrica podría traer problemas que ni nos imaginamos, como por ejemplo James McMillan, de Berkeley:
Duplicar el número de gatos cada semana es una locura. En un año estaríamos hablando de unos 1015 gatos, con una masa total de unos 1016 kilogramos. En tan sólo siete meses más, los gatos habrían alcanzado aproximadamente la masa de la Tierra. Salvo que situemos a los gatos en posiciones cuidadosamente estudiadas sobre el globo, la órbita de la Tierra podría sufrir un cambio irreversible que acabase con la vida de nuestro planeta.
Pero, de acuerdo con otros expertos, esta duplicación continua tendría un límite mucho antes, cuando la masa de gatos fuera tan grande que desequilibrara el propio ecosistema. Varios biólogos han avisado ya de que una masa de gatos suficientemente grande –de al menos el 1% de la biomasa terrestre– tendría efectos impredecibles.
Felis silvestris catus. ¿La solución a nuestros problemas energéticos, o el fin del planeta?
Sin embargo, con la suficiente energía eléctrica estos problemas podrían tener fácil solución, según los científicos del equipo de O’Reilly. Con una cantidad ilimitada de energía podríamos alterar la órbita terrestre a voluntad, e incluso fabricar materia a partir de esa energía, de acuerdo con la conocida ecuación de Einstein, E = mc2.
De modo que, de acuerdo con unos, los problemas energéticos y de agua potable del planeta están resueltos, mientras que según otros seguir con el proyecto podría acarrear la destrucción del planeta. ¿Quién tiene razón? El tiempo dirá, y no hace falta mucho para que el crecimiento geométrico del número de gatos tenga un efecto difícil de ignorar en uno u otro sentido. Nuestro consejo desde El Tamiz es, desde luego, el de siempre: esperar y ver. Eso sí, si tienes gato cuídalo – podría convertirse en un recurso muy valioso muy pronto, pues la demanda está aumentando de manera insospechada y se han llegado a ver gatos en ebay por más de 2.000$.
Para saber más: Urelestesis.
Este artículo fue publicado el día 28 de Diciembre de 2007, Día de los Santos Inocentes. Todo lo que has leído es mentira, pero si te ha hecho sonreír, ha merecido la pena.