No voy a extenderme demasiado, pero no puedo dejar de mencionar esta noticia: la sonda Phoenix ha encontrado agua congelada. La importancia de esto no es tanto que sea sorprendente, sino más bien todo lo contrario: las estimaciones de la NASA eran, como mencionamos en la “disección” de Phoenix, que la sonda probablemente encontraría hielo a una profundidad relativamente pequeña. De no haber sido así, una parte importante de la misión hubiera sido un fracaso – lo que esta noticia significa es que los científicos tenían razón y la misión tiene muy buena pinta.
Imágenes de “Dodo-Ricitos de Oro” tomadas el 15 y el 19 de Junio. [Versión a 1071x1200](http://www.nasa.gov/images/content/253234main_sol_020_024_change_dodo_v3.jpg “”). Crédito: NASA/JPL-Caltech/University of Arizona/Texas A&M; University.
Hace ya unos días que sospechábamos que esas manchas blancas que se veían bajo la superficie podían ser agua congelada. Fueron expuestas al tenue aire marciano cuando Phoenix excavó esa zanja, que los científicos de la NASA llaman informalmente “Dodo-Ricitos de Oro” (“Dodo-Goldilocks”). Al principio eran dos pequeñas zanjas separadas (“Dodo” y “Ricitos de Oro”, claro), pero al unirlas y llegar a un poco más de profundidad se observó la existencia de ese material blanco brillante.
Sin embargo, podía tratarse de muchas cosas. Incluso si fuera hielo, podría ser dióxido de carbono (CO2) congelado, lo cual hubiera sido un jarro de agua fría (bueno, de alguna sustancia fría distinta del agua) para los científicos de la NASA. Aunque Phoenix seguía con las tareas planeadas para los siguientes días, nadie perdía de vista esa sustancia blanca.
Tanto si era agua congelada como si se trataba de CO2, al exponer el hielo a la atmósfera marciana no había duda de que se sublimaría, convirtiéndose en vapor en un tiempo relativamente corto. De modo que la clave era ver si aquello desaparecía con el tiempo o no, para descartar cualquier explicación que no fuera la existencia de hielo.
Por otro lado, si era dióxido de carbono congelado desaparecería muy pronto, mientras que el agua congelada duraría unos cuantos días, debido a la diferencia entre los puntos de sublimación de ambas sustancias. Como puedes ver en la foto, en cuatro días ha desaparecido un poco de la sustancia blanca, pero no mucho: la única explicación que tenemos para esto es que se trate, en efecto, de hielo de agua, uno de los principales objetivos de la misión.
La sonda ha encontrado indicios de hielo (no tan bonito, sino más sucio) en otra zanja diferente, aunque habrá que esperar, como en ésta, para ver si se trata efectivamente de agua congelada. En los próximos días, Phoenix utilizará su brazo robótico para abrir una zanja nueva que ya estaba planeada y analizar el material que recoja, pero a continuación dedicará sus esfuerzos a obtener una muestra de hielo para poder analizarlo con su plétora de instrumentos científicos.
Como ya mencionamos al “diseccionar” Phoenix hace unos días, es muy probable que este hielo sea durísimo, con lo que el brazo va a intentar diversas técnicas para llevarse una cantidad razonable en la pala. Tratará de recoger una “cucharada”, intentará excavar como si fuera tierra o, si es realmente duro, rascará unas cuantas veces para soltar la mayor cantidad posible en trozos pequeños y luego los recogerá para examinarlos.
Evidentemente, no podemos estar absoluta y totalmente seguros de que se trata de hielo de agua hasta que se realice el análisis químico, pero parece una suposición muy sólida. Por un lado, se ajusta muy bien a las predicciones que habían hecho los científicos a partir de los datos tomados por las sondas orbitales; por otro, a nadie se le ocurre qué otra cosa puede ser blanca y sublimarse al ritmo que lo haría el agua congelada. Desde luego, nunca se sabe – lo mismo nos llevamos una sorpresa, aunque sería gigantesca si esto no acaba siendo, efectivamente, agua congelada.
En otro orden de cosas, hay un par de problemas con la sonda: no son terriblemente graves y esperemos que se solucionen en los próximos días. Por una parte, mediante las cámaras se ha observado que una de las puertas del TEGA (el horno vaporizador) está abierta parcialmente, y no debería estarlo. Hace falta saber por qué ha sucedido esto, y comprobar si se puede cerrar o no (cuando escribo este artículo aún no hay noticias de que se haya intentado).
Por otro lado, hay un problema de software. Al parecer, el sistema de mantenimiento de archivos está produciendo miles de copias duplicadas de algunos de ellos y llenando la memoria flash con basura. Como solución temporal, la sonda está enviando los datos recogidos durante cada día a la Tierra en vez de guardarlos antes de “irse a dormir” durante la noche marciana para conservar energía. Sin embargo, se está terminando de crear un parche para el software de mantenimiento de archivos para solventar el problema, y se subirá a la sonda en unos días.
De modo que seguimos a la espera de noticias revolucionarias, pero al menos todo va como esperábamos y la cosa tiene muy, muy buena pinta. Para lo más jugoso habrá que esperar a que Phoenix recoja el hielo y lo analice para ver qué hay en él: sobre todo si hay indicios de moléculas orgánicas, lo cual haría a más de uno (a un servidor, desde luego) dar botes de alegría.
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