Hace tiempo que no publicamos noticias en El Tamiz, pero la de hoy me ha impresionado tanto que no puedo dejar de publicarla, aunque probablemente no sea el primero en hacerlo: científicos de la Stanford University y el MIT han confirmado la validez de las teorías hipersimétricas, duplicando el número de partículas subatómicas conocidas. Los detalles aún no están muy claros, pero de lo que no hay duda es de que hay pruebas experimentales indudables de la hipersimetría.
Si eres uno de los “habituales” probablemente recuerdes el concepto de supersimetría, del que hemos hablado en la serie Esas maravillosas partículas. La hipersimetría es una teoría mucho menos aceptada hasta hoy, que se basa en la primera pero va aún más allá: en los modelos hipersimétricos, para cada partícula del Modelo Estándar existe un hipercompañero –de manera análoga a los supercompañeros en la supersimetría– que es parecido a la partícula original pero con algunas propiedades diferentes.
Como recordarás, los compañeros supersimétricos recibían el nombre de la partícula original, con el prefijo s- si se trataba de un fermión (como el selectrón) y con el sufijo -ino si se trataba de un bosón (como el fotino). Bien, en los modelos hipersimétricos se nombra al hipercompañero con el nombre de la partícula original y el sufijo -ano (ya sé que en castellano suena mal, pero así son las cosas). Por ejemplo, el hipercompañero del electrón es el electrano, y el del bosón de Higgs es el higgsano. Incluso las partículas supersimétricas tienen, de acuerdo con la teoría, compañeros hipersimétricos: el del neutralino, por ejemplo, se denomina neutralano. Sin embargo, como he dicho antes, hasta hoy la hipersimetría era un concepto que la mayor parte de los físicos desdeñaban como algo imaginativo pero poco plausible – yo mismo no he hablado de ella en la serie de partículas precisamente por su poca aceptación hasta ahora.
Criostato del CDMS, el instrumento que ha detectado la primera partícula hipersimétrica.
Las investigaciones del equipo dirigido por Lewis J. Blackwell y constituido por científicos e ingenieros tanto de la Stanford University como del prestigioso MIT, sin embargo, han puesto a esta teoría en la “cresta de la ola” en lo que a física teórica se refiere: utilizando detectores previamente diseñados para identificar materia oscura, han detectado partículas hipersimétricas sin ningún género de dudas, sorprendiéndose incluso a sí mismos. En palabras del propio Blackwell en rueda de prensa,
No podíamos creerlo, y realizamos las comprobaciones varias veces; […] estábamos convencidos de que había algún error en los aparatos. Pero no, no había lugar a dudas – se trataba de un protano.
Y es que la ciencia tiene estas ironías: hace unas semanas, el proyecto de Blackwell estaba a punto de perder su financiación por la falta de resultados. Hoy, su nombre suena con fuerza como candidato al Nobel de Física del año que viene. Pero lo asombroso de la noticia no acaba ahí – la hipermateria, como la denomina Blackwell, no sólo constituye probablemente la mayor parte de la materia oscura: poco tiempo después de detectar el primer protano, el equipo de Blackwell desarrolló ecuaciones que predecían la existencia de Universos enteros formados en su mayor parte por hipermateria.
¿Cómo serían esos Universos? Los científicos aún no están seguros. Parte de las propiedades de las hiperpartículas son idénticas a las de las partículas que constituyen la materia normal, como la carga o el espín, pero otras son ligeramente diferentes – y, en algunos casos, completamente diferentes. Además, como veremos luego, las ecuaciones no siempre encajan. Para complicar aún más las cosas, las partículas hipersimétricas parecen ser mucho más sensibles al principio de indeterminación de Heisenberg que las que forman la materia normal, con lo que es casi imposible predecir cómo sería exactamente uno de esos Universos paralelos.
“Algunas cosas todavía no están claras”, según Chandhra Pradesh, uno de los colaboradores de Blackwell. “Nuestros modelos son capaces de predecir con gran exactitud algunos aspectos de estos Universos paralelos, pero no otros.” Para comprobar sus suposiciones, los científicos han ejecutado simulaciones de gran complejidad en baterías de cientos de consolas Nintendo Wii realizando cálculos en paralelo, y algunos de los resultados de estas simulaciones son sorprendentes: en palabras de Pradesh (énfasis mío),
“Tenemos un 92,5% de certeza de que, en el Universo hipersimétrico más similar al nuestro, la película “Crepúsculo” ganará cuatro Globos de Oro en 2009.“
Sin embargo, al mismo tiempo, el equipo de Blackwell es incapaz de predecir aspectos básicos sobre la hipermateria, como por ejemplo la masa exacta del neutrano. Cosas como ésta han supuesto que otros científicos sean todavía escépticos respecto a la realidad de las partículas hipersimétricas – a pesar de que los resultados experimentales de Blackwell son innegables, la teoría es aún muy joven y las ecuaciones no parecen completamente consistentes al calcular los equivalentes hipersimétricos de elementos de nuestro propio Universo.
La cuestión es que las ecuaciones que corren los modelos son capaces de, al aplicarlas al estado cuántico de cualquier objeto de nuestro Universo, predecir las propiedades y el comportamiento de ese objeto en un Universo hipersimétrico. En algunos casos la conversión es de una elegancia y simplicidad matemáticas sorprendentes, pero el resultado (como el de Crepúsculo que he mencionado antes) es realmente anti-intuitivo. Por ejemplo, el compañero hipersimétrico de un cachorro de perro de dos semanas –de acuerdo con la notación, un cachorrano– resulta tener un aspecto físico muy similar al de su adorable compañero de nuestro Universo, pero una agresividad y voracidad indescriptibles.
Cachorrano olfateando a su desprevenida presa (imagen artística).
“No quisiera encontrarme con un cachorrano en el Universo hipersimétrico”, comentó Blackwell en la rueda de prensa. “Probablemente no duraría ni dos minutos”. Y es que, muchas veces, la lógica es contraria a nuestra intuición – pero los resultados parecen sólidos, y las matemáticas en este caso no engañan. Pero, como digo, las ecuaciones no siempre cuadran, de ahí el escepticismo de algunos.
La principal pega a la teoría hipersimétrica se ha denominado anomalía Norris. Como he dicho, cuando se aplican las ecuaciones de Blackwell y su equipo a un objeto de nuestro propio Universo, se obtiene como resultado la descripción matemática del equivalente hipersimétrico: la sorpresa de los científicos fue mayúscula cuando, al aplicar sus ecuaciones a Chuck Norris, la ecuación resultante resultó no ser normalizable. El resultado diverge, tanto más cuanta más precisión se supone en las medidas iniciales. En palabras de Pradesh,
“Si aplicásemos las ecuaciones al propio Chuck Norris y no a una aproximación, con lo que la precisión fuese absoluta, el objeto resultante (el _Norrano) tendría una indeterminación infinita en su energía, posición y momento lineal. Es algo absolutamente indescriptible por la Física._”
Norrano: ¿agujero en la hipersimetría o Ser Supremo?
Según algunos, la anomalía Norris indica un grave error de concepto en la propia teoría hipersimétrica y las ecuaciones que la describen. Según otros, por el contrario, si los resultados son innegables en todos los demás casos, ¿por qué iba a fallar la teoría precisamente en este caso? No queda otra alternativa, según los defensores más extremos de la hipersimetría, que interpretar de alguna manera las propiedades del Norrano.
“Sé que esto puede sonar aventurado”, manifestó el propio Blackwell refiriéndose a la “anomalía Norris”, “pero sólo hay una única conclusión lógica que pueda sacar de esos resultados. ¿Un ser cuya posición, energía y demás propiedades físicas son inefables? No creo que se deba a una limitación en nuestra propia Física, sino al hecho de que Chuck Norris no es como nosotros, y a que esas propiedades son realmente infinitas e indescriptibles: el Chuck Norris hipersimétrico sólo puede ser definido, entonces, como “Dios” – o, si esto suena demasiado fuerte, como “Ser Supremo””.
Como solemos decir aquí en estos casos, lo mejor es esperar a que experimentos independientes demuestren la validez de las teorías de Blackwell. Algo parecido sucedió el año pasado con la energía de la orina, y sólo el tiempo puso a cada uno en su lugar. Os mantendremos informados.
Este artículo fue publicado el día 28 de Diciembre de 2008, Día de los Santos Inocentes. Todo lo que has leído es mentira, pero si te ha hecho sonreír, ha merecido la pena.
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